Los viajeros en bicicletas desafían distancias y el tiempo de la Patagonia

Con la primavera en marcha, aunque con rasgos invernales, el turismo en bicicleta vuelve a esta parte de la Patagonia.
Paseantes argentinos y extranjeros comienzan a proliferar por rutas de asfalto y de ripio, recorriendo destinos turísticos tradicionales y alternativos.
Los circuitos son tan variados como las nacionalidades de mujeres y hombres que desafían las distancias, el viento, y en estos días hasta el agua nieve, que les presenta la Patagonia sur.

El Puesto Fijo de Vialidad Provincial "El Cerrito" ubicado en la Ruta Nacional 40, es unos de los vértices camineros del triangulo que integran Río Gallegos, Río Turbio y El Calafate. Es paso obligado y refugio a la vez para los ciclistas. Aquí el movimiento de bicicletas y alforjas ya se aprecia.
Mientras tres ciclistas francesas toman aire y descansan para seguir viaje hacia La Esperanza y luego desviarse hacia la Cuenca Carbonífera para llegar al parque chileno Torres del Paine, un alemán y un belga descansan en la carpa antes de emprender viaje hacia El Calafate.
Las escenas también se repiten camino a la localidad de El Chaltén y hasta el norte de la Ruta Nacional 40.

Aunque no hay estadísticas oficiales el aumento de turistas que recorren estos lugares en bicicleta es notorio.
En la localidad de Tres Lagos, a 170 kilómetros al norte de El Calafate, las autoridades comunales dispusieron un puesto llamado "taller externo de reparación de bicicletas", que contiene herramientas manuales y un inflador para el inflado de ruedas de bicicletas. El kit es de libre uso y no tiene costo económico para quien lo necesite.